jueves, 23 de julio de 2009

las partes del todo

El conjunto de cosas diversas forman un todo grotesco, un collage de espesores y matices insospechados, casi desagradable a la vista si lo ves todo junto como en una lúcidez repentina, así como cuando vuelve la luz después de horas a oscuras y la nueva carga eléctrica amenaza con quemar los aparatos enchufados. Así uno, enchufado a la vida, es amenazado con ser quemado, por las cosas que van y vienen paseandose como en un circo por delante de la puerta haciéndo malabares con tus órganos vitales. Ves, tus pulmones por el suelo, tu corazón que levanta vuelo y luego se desinfla y cae, tu hígado apostando sus últimas fichas en el casino y tu lengua ardiendo como en restorante méxicano que pide otra ronda de cerveza ignorando las súplicas del hígado y del corazón.
A veces todo pasa en cámara lenta y no es efecto de sustancia alguna sino tu cabeza que se detiene en las gritas de las paredes analizando en ellas los vaivenes de su estado anímico. Todo se torna grisacéo cuando las manos están duras del frío y nada pueden sostener, sino que, torpes, dejan caer al suelo lo que sobra, lo que no es parte de uno y finalmente uno permite que aquello siga su propio rumbo, su propio devenir en el universo. Es que más tarde o más temprano uno admite como, al final del día, no queda más que uno: uno mirando el techo, uno danto vueltas, el insomnio y uno, uno y el mundo ese allá afuera manifestandose en forma de viento frío a través de la ventana. Así se manifiesta a veces el mundo, como tormenta en nuestras cabezas, como remolino de luces de neón que anuncian cosas que nada tienen que ver con uno, con ese uno profundo, con ese ser que hay en el fondo de todo cuando se caen las ropas que lo ocultan. A veces todos hablan de todo menos de lo que de verdad son, arman tantas historias paralelas, motivos, consecuencias, que no sé sabe muy bien quién esta detrás de que y bajo que argumento.
Varios principios en uno se contradicen, por lo que uno podría arriesgarse a pensar que por eso el vacío, que por eso la angustia del no entender, del no saber. Hay como una impotencia desde el día en que ponemos el primer milímetro de piel en la tierra de no llegar a saberlo nunca todo, de nunca "llegar". A donde no importa porque es indecible, indescriptible, es un espacio abstracto que siquiera es espacio al que añoramos impulsarnos de algún u otro modo. Es, más bien, un estado, el cómo queremos afrontarnos a lo diario, como vernos en el espejo, con que mueca, con que profundos sentimientos. Sí, además de todo, queremos ser dignos de profundos sentimientos, las pasiones más nobles que nos lleven a mostrarnos como seres merecedores de culto. Cuanto alboroto el ruido de las masas que avanzan en estructurados engranajes. Vos, que queres ser el salido de la linea, estas, simplemente, en la linea que rodea los demás eslabones y estabas también planificado.

1 comentario:

  1. BUENO COMO QUE DE REPENTE LAS COSAS TOMAN CUERPO!!! ME ENCANTO ESTO!!! BESOTES!!!

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