miércoles, 28 de julio de 2010

No quiero amordazarte,
es un juego este de atarte
a mi cintura
y movernos despacito
para no caernos.
Llevo en el pecho agujeros,
ausencias que fueron instalándose
armando campamento en mi cordura
volándome algunos huesos
dejándome un poco renga de amor.
No te enojes
si me vuelvo taciturna
si desvarío en la madrugrada
si evoco a los poetas muertos,
en la luna menguante
me crecen versos húmedos.
Agujas me pinchan los pies si camino
acercándome a vos,
me duele esto de amarte.
Yo sé, es una mala manera de querer
saltar rabiosa con las lágrimas brotando
apenas dudo, apenas temo.
Pero es acto reflejo
el nudo del estómago
cuando ella pasa y dice espontáneamente
lo que yo no puedo,
lo tira al aire tan desenvuelta, con su gracia de pavo real,
colorida en su rostro, sus sonrisas te hacen bailar,
yo miro desde acá, con los pinceles en mano
el cuadro que pronto arman y me pongo a llorar.

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