viernes, 8 de mayo de 2009

contratos y sin tratos

Uno le habla al aire
y al aire opina
que le das
particularmente, exclusivamente, enormemente
lo mismo.

Uno le habla al espacio
y el espacio te acobija
te abriga, te desarma y arma a su medida
te recorre
te invita a manosearlo
a persuadirlo de jugar a otros roles
te invita picaramente a disfrazarlo.
Y a veces,
medio apasionado, medio maniático
te confunde
y te enrosca en su entramado de texturas
te seduce con sus cualidades
y te quiere volver espacio
y habitarte.
¡Pero no!
Reaccionas a tiempo y lo soltas
y te soltas del juego.
VOS tenés que habitarlo
y no dejar que nadie te habite,
vos transitas el mundo
nadie te transita más que
acompañarte un rato en el camino.

Hay tantas veces que las gentes
se confunden los roles
y quieren habitarse unos a otros
como si alquilaran un departamento
y a veces
van más allá
-o sí señor, van mucho más allá aquellos seres
¡es incalculable hasta donde quieren llegar!-
entonces no sólo se alquilan
¡se compran!
firman contratos de habitarse mutuamente
hasta que aguanten
aquel habitarse los mundos
"vivir en vos"
y no con vos
"y sólo conmigo eh"
nada de andar de paseo por otros mares
que no sean mi suculento mar, espesos líquidos
que segrego sólo por y para vos.

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