lunes, 4 de mayo de 2009

purgatorio

Armada de pies a cabeza
con la lista de lemas que levantan los pueblos,
se quema la hilera nefasta de argumentos falaces
en favor de una filosofía barata a dos por un peso.
Su línea de compostura se mueve hacia la izquierda unos centímetros
para quedar simétricamente instalada junto a la mía
y movernos a dúo rítmicamente hacia delante.
Así, esparcidas por la calle, desplegadas en el asfalto,
todas las verdades son como arbusto seco
que si no regas se cae y desfallece.
Un poco de caldo al muerto de hambre
y volver a repartir volantes del circo ambulante que da función esta noche,
malabares de estómagos, los jugos gástricos en el centro de la escena
aniquilando todos los espacios mudos de espera
al compás de una sola idea que valga la pena
y los deje revolcados de luz sobre el pasto
hasta enceguecer de lucidez espasmódicamente
en un replique de tambor desenfrenado.
Las hienas hielan la ciudad y la dividen en dos,
los que quieren matar y los que no quieren morir,
y las tripas se deshacen en suplicas a vírgenes prostitutas
que descansan en mármol en el medio de la plaza central
carcomiendo las manos de los que quieren obrar por sus propios medios
y hacer de la justicia un cuento de héroes y heroínas célebres.
Como vidrio los ojos de los que ven y no sienten
y llevan silenciosamente la batalla de peste de suicidio en masa
por las venas, sin sospechar los recónditos lugares de los que se apropia
la gripe de el desinterés generalizado.
Una ambulancia pide que abran paso
y se eleva a atender a los enfermos como una nave espacial,
un muerto que no se curo de su enfermedad al morir
contagio a todos en el cielo.

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