lunes, 11 de mayo de 2009

nirvana

Que fina filosofía
la de los cuchillos afilados
detrás de la puerta,
esperan
el momento justo
de atacar
al descuidado buen hombre
que osa entrar en ilustre espacio
habitado por los falsos profetas
del ayer.
Se miran y arremangan
los incandescentes sujetos protuberantes
se preparan cuál ejército
para asechar,
se forman en doble fila
y no vuela una mosca
cuando matan el tiempo
con filoso cuchillo de plata.
El tiempo apenas se tiene a si mismo
como para decir palabra
no le queda más de él para existir
y se desarma en espacio.
El espacio,
con riguroso luto negro,
marcha
por entre las tumbas
llevando flores rojas
al difunto tiempo,
y una noche, sumido en el alcohol,
ahogado en los vasos sin fondo y los ceniceros
se suicida apuñalandose frente al espejo.
Desde esa nada
que no tiene momento ni lugar
quedaron todos los seres vivientes
flotando en un blanco purísimo
sin mente
ni recuerdos
un blanco radiante y eterno.
La nada se viste elegantemente de blanco
para el nacimiento
de la era sin forma.

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